martes, 13 de noviembre de 2007

02 - Gracias porque me has elegido

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
SEGUNDA COMUNICACIÓN

El Cristiano debe tener claro y estar totalmente convencido que es una persona “elegida por Dios” y cuando Dios elige le da todas las gracias necesarias para llevar adelante en su vida la misión que le ha confiado.

Lo primero que hemos de tener en cuenta que “elección no es lo mismo que salvación”. El misterio de la salvación de los seres humanos es mucho más amplio que la elección; digo que es más amplia porque abarca a todos los seres que no pongan obstáculos a ser salvados por Jesucristo, incluso aunque no le conozcan y por consiguiente no hayan recibido la gracia de ser elegidos para ser cristianos.

La elección que hace Dios al que quiere que sea cristiano, es encomendarle y vincularle a su “misión” que le llevará de por vida a extender el Reino de Dios siendo seguidor de Jesús de Nazaret.

Pero Dios es totalmente respetuoso con el ser humano y aunque elige, le da la oportunidad de que sea cristiano si él acepta.

En nuestra tradición, al ser bautizados de niños, aceptan el que seamos cristianos nuestros padres y padrinos que se comprometen a educarnos en la fe que hemos recibido. Al ser mayores, podremos “confirmar” esa fe y renovarla en la recepción de los Sacramentos.

Es cierto que la Gracia de Dios actúa, pero nosotros hemos de aceptar que esa actuación de Dios en nosotros.

El que Dios elija a una determinada persona no le hace invulnerable a su condición humana y, precisamente, debido a la elección de Dios y al compromiso que él ha aceptado, debe luchar contra su terrenalidad, sus malas inclinaciones y las tentaciones que sufre: tentación es de poder, abuso de autoridad, dominio.

No se puede perder de vista que el “demonio a la oreja”… siempre está insinuando el mal. La tentación forma parte de nuestra condición humana y la lucha contra ella es la nota constante de nuestro caminar.

Es cierto, la tentación no es pecado y la lucha contra ella fortalece nuestra vida espiritual. Los medios de lucha son la aceptación de esta tentación con espíritu alegre y sin caer en escrúpulos.

Son muchos los Salmos que nos invitan a confiar en el Señor y pensar que no debemos abatirnos por la tentación: en el Salmo 107 alabamos a Dios y gritamos desde el fondo de nosotros:

Dios mío, mi corazón está firme.

Como medios para vencer las tentaciones tenemos:

  • La oración: principalmente el Padre nuestro, que Cristo nos enseñó.
  • La Gracia de Dios que se recibe en los Sacramentos, principalmente en el Sacramento de la Eucaristía.
  • La Fuerza del Espíritu Santo y el Auxilio de María.

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