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miércoles, 9 de abril de 2008

07 - Última Comunicación Bíblica

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
SÉPTIMA COMUNICACIÓN

Esta será la última de las Comunicaciones Bíblicas de este tema que nos ha venido ocupando durante dos años.

En lugar de estudiar un tema concreto de la Biblia, nos hemos dedicado a dar respuesta a una pregunta importante del Catecismo: ¿Soy cristiano?

El primer año dijimos que SÍ: “Somos, soy, cristiano por la “Gracia de Dios”. En el gran Misterio de Dios reconocemos que hemos sido elegidos para ser “seguidores de Jesús”, sin mérito alguno por nuestra parte. Dios nos ha elegido y hemos sido “bautizados”.

En ese Bautismo hemos recibido un regalo, que nada ni nadie nos lo puede quitar: “Tenemos FE, ESPERANZA, AMOR.

Tres virtudes que se llaman “teologales” y que nos hacen más humanos y, al mismo tiempo, responsables de extender el Reino de Dios y ser testigos de que Cristo ha resucitado y está en medio de nosotros.

En el segundo año, avanzábamos un poco más, veíamos que nuestro “ser cristiano” no podía ser sólo y exclusivamente una elección de Dios, hacía falta nuestra personal aportación. Nos era necesario ejercitar en nuestra vida las “virtudes cardinales”: PRUDENCIA, JUSTICIA, FORTALEZA Y TEMPLANZA.

Estas cuatro virtudes podemos llamarlas virtudes sociales y, aunque la Educación para la Ciudadanía se dedicara a promover una vida en este sentido, nuestra Sociedad sería realmente modelo de ciudadanía.

Este ha sido el trabajo que hemos realizado durante estos dos años.

En Octubre próximo vamos a comenzar un tema y me atrevo a pediros que empecemos ya a prepararlo. OS PIDO, QUE TOMEMOS CON INTERÉS, POQUITO A POCO Y DURANTE ESTOS MESES DE VERANO, LA LECTURA DEL “LIBRO DE JOB”.

Será este el tema que nos ocupará y que en el Taller de Biblia lo vemos sumamente interesante.
Cuántas veces elevamos las manos, miramos el cielo, y decimos, quizás a Dios: ¿Por qué a mí? ¿Por qué siempre a mi? ¿Hasta cuándo dejaré de sufrir?

Quizás la lectura y estudio del Libro de Job, nos lleve a comprender lo que vale nuestro dolor y sufrimiento.

Estaremos en contacto, incluso durante el verano.

Pozoblanco a 8 de abril de 2008
Juan José García Torralbo

viernes, 7 de marzo de 2008

06 - Templanza

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
SEXTA COMUNICACIÓN

Dice el Libro de la Sabiduría, hablando precisamente de la Sabiduría y relacionándola con las Virtudes: “¿Amas la justicia? Las virtudes son sus empeños (empeños de la sabiduría), pues ella (la Sabiduría) enseña la Templanza y la Prudencia, la Justicia y la Fortaleza: lo más provechoso para el hombre en la vida”.

De esta manera, si queremos realmente ser “sabios”, con esa Sabiduría que no es conocimiento de muchas cosas, sino que es un entender la vida de una manera que mis actos y comportamientos me hagan feliz y hagan felices a los demás; si queremos ser realmente “sabios” nos tenemos que empeñar y esforzarnos en tener esas virtudes que llamamos cardinales y que nos hacen cada día más seguidores de Jesús.

Si queremos hoy, analizar el sentido de la virtud de la Templanza, tenemos que pensar que ha quedado reducido a una moderación en el comer y beber.

Pero eso no es sólo la Templanza: podemos decir que la Templanza es una discreción ordenadora de nuestra conducta: discreción ordenadora de la conducta del ser humano.

En nuestro vocabulario coloquial, utilizado al coger un instrumento musical, decimos, si no sabemos nosotros hacerlo, “témplela Vd.” (refiriéndonos por ejemplo a una guitarra.).

Templar una guitarra es “afinar”, es darle una exquisitez a su sonido. Así si una persona “se templa”, ejercita la virtud de la Templanza se va haciendo persona más afinada, más exquisita. La Templanza tiene un sentido y tiene una finalidad: “pone orden en el interior del ser humano.

Esta virtud se distingue de las demás en que tiene su verificación y opera exclusivamente sobre el sujete que está actuando. La Prudencia es más universal, la Justicia mira a la relación con los demás, la Fortaleza hace olvidarse uno de sí mismo… en cambio la Templanza pone por obra y defiende la realización interior del ser humano.

Se opone la Templanza a toda perversión del orden interior que debe tener una persona.

No es una virtud “aguafiestas” que pretende reducir o aniquilar el placer y la satisfacción que las personas podemos tener: la Templanza tiene el poder de regular y por consiguiente cunado una persona vive dentro de una norma, de una regla, tiene la probabilidad de vivir “ordenadamente” y por consiguiente más feliz.

A través de la Templanza se embellece el ser humano. No se trata de una belleza facial o sensitiva, sino que se trata de una belleza que se irradia por ser una persona ordenada y buena.

La hermosura de la templanza tiene una cara más espiritual, porque hace ver al ser humano en su propia condición, como una semejanza de Dios.

Pozoblanco a 7 de marzo de 2008

martes, 12 de febrero de 2008

05 - Las Virtudes Cardinales

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
QUINTA COMUNICACIÓN


Dios quiere que seamos cristianos y nos ha elegido: estamos bautizados y nos ha regalado las Virtudes Teologales que debemos conservar y vivir.

Ser cristiano es trabajar por ser cada día más humano; las Virtudes Cardinales nos ayudan a eso. Prudencia, Justicia, FORTALEZA y Templanza.

El ser humano observa y tiene conciencia de las cosas y precisa de la virtud de la Prudencia para poder discernir lo bueno o lo malo y escoger aquellos comportamientos que le hagan cada día más humano y en nuestro caso más cristiano.

Si tenemos la virtud de la Prudencia, optaremos por comportamientos “justos” y nuestra vida estará llena de “misericordia” porque justicia y misericordia son una misma cosa.

Otra virtud cardinal importante es la FORTALEZA. Resulta difícil definir qué significa “fortaleza”, porque existen muchas acepciones e igual número de conceptos. Dejando a un lado definiciones vamos a ver sus características principales, sus manifestaciones.

Para que pueda existir enana persona la fortaleza es porque en sí esa persona es “vulnerable”: existe el riesgo de ser herido en el combate y por eso es preciso ser fuerte.

Al nombrar las virtudes cardinales, la nombramos en tercer lugar y no precisamente por ser menos importante, sino porque es necesaria ya que la prudencia y la justicia precisan de ella, porque podemos “no ser prudentes”, podemos “no ser justos”.

Las tres virtudes cardinales se ayudan y complementan: podemos no ser prudentes y la fortaleza nos ayuda a serlo; podemos no ser justos y ser fuertes nos ayuda a ser misericordiosos. Por otro lado el prudente y justo tiene más oportunidad de ser fuerte.

Sin prudencia, no hay justicia, fortaleza ni templanza. Es la prudencia la que da forma a las demás virtudes cardinales, pero se necesita la fortaleza para poder llegar a ser prudente.

Es interesante tener conciencia de que ser fuerte o valiente no es lo mismo que no tener miedo: la fortaleza no es ausencia de temor.

El hombre puede hacerse fuerte o débil, frente al mal como posibilidad. El fuerte es el valiente, pero bien entendido que sólo es valiente quien conoce que hay motivo para temer.

Los actos propios de la fortaleza son dos: “resistir y atacar”. Santo Tomás dice que lo principal es resistir, no porque se precisa más firmeza para resistir que para acometer sino porque es más propio de la fortaleza enfrentarse al mal que se le presenta sin buscarlo.

El acto de resistencia no es pasividad, sino fuerza y solidez; es una adhesión al bien, aún cuado este suponga dolor.

Adhesión al bien es el ejemplo de los Mártires en todas las épocas de la historia, aunque la adhesión al bien pueda producir el dolor, incluso el de la muerte.


Juan José García (S. C)

viernes, 11 de enero de 2008

04 - Justicia es misericordia

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
CUARTA COMUNICACIÓN



En el Proyecto que Dios tiene sobre nosotros al elegirnos para ser cristianos, seguidores de Jesús, no podemos perder de vista lo que estamos tratando este año en estas Comunicaciones Bíblicas: “Somos cristianos por la Gracia de Dios y por nuestro esfuerzo personal”.

Dios ha hecho y hace su parte eligiéndonos, dándonos su Gracia con la Fe, Esperanzo y el Amor: virtudes teologales que Dios nos ha regalado. A nosotros nos queda el esfuerzo de procurar en nuestra vida las “virtudes cardinales”, tal y cómo nos señala el Catecismo de la Iglesia Católica y la Sagrada Escritura nos recomienda que trabajamos por tener en nuestros comportamientos: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

En la 3ª de nuestras comunicaciones hablamos de la Prudencia como una virtud que nos enseña a ser personas cabales; tomar decisiones acertadas; sacar adelante y con éxito lo que uno se propone; conservar la calma; ser comprensivos; no ofender a los demás; no perder nunca la compostura… en resumidas cuentas el que es prudente es cada día más humano.

Hoy vamos a tocar otra de las virtudes cardinales, que hemos de procurar en nuestras vidas: la “JUSTICIA”.

En la Sagrada Escritura, son muchas las veces que aparece Justicia y Paz juntas, unidas: “La justicia y la paz se besan…” Después de más de 2000 años de cristianismo seguimos esperando el encuentro pleno de la justicia y de la paz. Esa esperanza está en la entraña misma de la Biblia como historia de liberación de un pueblo oprimido.

Justicia significa en el Antiguo Testamento: misericordia, honestidad, integridad, rectitud moral, lealtad, compasión.

Pocas veces “hacer justicia” significa resolver un pleito formado, normalmente, por el mal entendimiento de las personas. Esta forma de entender la “justicia” nos la pone el dicho popular como lo último que deben hacer las personas: “Más vale un mal entendimiento que un buen juicio”.

Paz tiene el significado de bienestar, plenitud humana, situación plena. Es la razón por la que deben estar juntas la Justicia y la Paz.

Jesús se encarna, se hace hombre, y su objetivo principal es implantar el Reino de Dios en el mundo; por implantar ese Reino de Dios sufre su pasión y su muerte. Resucita y encarga a sus seguidores, a nosotros los cristianos, que trabajemos por implantar ese Reino de Dios: un Reino de Dios que es “justicia, paz y amor”.

El Antiguo Israel ha seguido una historia de sufrimientos, opresiones, esperanzas en un mundo más justo.

Abraham, un arameo errante, recibe una patria como regalo, un regalo un poco especial, ya que tiene que conquistarla y cuando ya están asentados en Canaán, una calamidad natural los lleva a Egipto y se convierten en esclavos y explotados (Ex 1).

La liberación de Egipto es a la vez obra de Dios y paciente conquista humana. Pero en Dios hay una constante: “Yahvé es el Dios de los débiles, …, porque es eterna su misericordia” (Sal 136, 17ss)

En la época de la Monarquía, Israel se hace sedentario y se empeña en tener un Rey (1 Sam 24, 7); Samuel no quiere y le da razones: “un Rey… tomará a vuestros hijos; tomará a vuestras hijas; se apoderará de vuestras mejore tierra; os cobrará diezmos; vosotros mismos seréis sus esclavos”. Un rey no obrará con vosotros con justicia y comienzan a existir clases y grupos sociales empobrecidos: viudas, huérfanos, forasteros, emigrantes… Se comienza a ser injustos con leprosos, prostitutas, publicanos, samaritanos…

Aparece una sociedad que Dios no quiere y Dios adquiere una fisonomía muy peculiar: Dios es el defensor del débil y eso es “justicia”, una justicia que puede dar la “paz”.

En el Nuevo Testamento Jesús tiene, ya lo hemos dicho, una misión “implantar un Reino de Justicia, de Paz y de Amor”; Así se cumple lo que dijo el Profeta Isaías: “los miserables son aliviados”.

La Iglesia naciente vive en Israel y con Israel y, dice el Libro de los Hechos, que vendían sus cosas y las ponían a disposición de los Apóstoles: Es evidente que no todos vendieron sus cosas, pero las ponían a disposición de la Comunidad. Además los Cristianos de Jerusalén recibían dinero de los cristianos de Antioquia y de las Comunidades creadas por Pablo.

Es evidente que en las Iglesia hubo, hay, pobres y ricos (1 Cor 1, 26): esclavos y libres (Flm 16); San Pablo no tiene un programa de reforma social, eso corresponde a los políticos, San Pablo, la Iglesia, quiere, habla a los cristianos de unos arreglos firmes y obligados para los que eligen una forma de vivir según el proyecto de Jesús de Nazaret.

La Biblia no piensa en una justicia que es humanitarismo y caridad generosa; Justicia es una exigencia que tenemos los cristianos de atender al pobre, al débil, al necesitado.

Esta es la justicia que nos trae la paz, que nos hace felices, que quien la tiene está cerca del Reino de Dios.

Juan José García (S.C.)

lunes, 7 de enero de 2008

Taller de Biblia. Tema: Prudencia

Taller de Biblia: PUESTA en COMÚN
Tema: Prudencia. 3ª Comunicación.
  • La prudencia es la virtud que abre las puertas al ejercicio de las demás virtudes.
  • Pasa inadvertida porque es discreta y nos ayuda a reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia.
  • Admiramos, siempre admiramos, a las personas que son prudentes, porque saben comportarse en todos sitios.
  • El Catecismo de la Iglesia Católica aplica algunas reglas que nos pueden hacer prudentes: Nunca está permitido hacer mal para obtener un bien.
La "regla de otro" para ser prudente está en la Biblia:
“Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros” (Mt 7, 12; Lc 6, 31; Tb 4, 15)
  • Se analiza esta lectura bíblica: “Aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb”

La historia de Abigail está en I Samuel, 25, 2-42. ¿Cómo es posible mantener en paz un matrimonio así?

En Abigail se dan unas virtudes maravillosas: sabiduría, determinación, sensibilidad, destreza interpersonal, paciencia… y todas ellas demuestran una mujer PRUDENTE

martes, 11 de diciembre de 2007

03 - Aprender a ser Prudentes

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
TERCERA COMUNICACIÓN

EL Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que “somos cristianos, por la gracia de Dios”; pero es necesario nuestro esfuerzo personal, aunque la gracia de Dios se nos dé siempre y en abundancia.

Esta es la razón por la que debemos tener nuestro “proyecto de vida”, saber dónde caminamos como seres humanos, con un objetivo concreto que es “humanizarse” y como cristianos que es “ser cada día más hijos de Dios y extender su Reino por el mundo”.

El Catecismo de la Iglesia Católica, nos señala en qué dirección debe caminar nuestro esfuerzo personal y cómo debemos cuidar nuestro Proyecto personal de vida. Nuestros comportamientos deben estar marcados por la adquisición y la práctica de las “Virtudes”.

Las virtudes son siete: tres teologales, que Dios nos da: Fe, Esperanza y Caridad. Cuatro cardinales que hemos de adquirir: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

PRUDENCIA: Es una virtud de la razón, es una virtud práctica, ordenada a una acción concreta. Nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras, nuestras acciones y comportamientos. Es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.

La prudencia es tan discreta que pasa inadvertida ante nosotros. Normalmente la vemos mejor reflejada en los demás y nos admiramos de las personas que la tienen porque:
  • toman decisiones acertadas
  • pasan inadvertidas
  • dan la impresión de no equivocarse nunca
  • sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen
  • conservan la calma, aún en situaciones difíciles
  • son comprensivos con todas las personas
  • nunca ofenden a los demás
  • nunca pierden la compostura.
Así es la Prudencia: decidida, activa, emprendedora, comprensiva.
La falta de prudencia siempre tiene consecuencias no muy buenas a todos los niveles, personal y colectivo. Es importante tener en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar lo que debemos cuidar: ser humanos con el respeto a todos los seres humanos, que como nosotros tienen derecho a la vida y a una vida feliz.
Ser prudente, no significa tener la certeza de no equivocarse, al contrario, la persona prudente se equivoca muchas veces, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones y aprender de ellos.
Ante el esfuerzo que hemos de hacer para ser prudentes nos preguntamos, y con frecuencia lo hacemos a Dios, ¿qué hacer? ¿cómo alcanzar esta prudencia que envidiamos en los demás?
La prudencia podemos alcanzarla.
  • haciendo memoria de la experiencia pasada: reflexionando sobre lo que ha sucedido a él o a los demás.
  • conociendo el estado presente de las cosas: ser prudente es el resultado de un “comprender”.
  • discernir confrontando un hecho realizado bajo dos puntos de vista; descubrir en cada acción las ventajas y desventajas.
  • asumir nuestras limitaciones, recurrir al consejo de quienes pueden dar algo de luz para llevar a cabo comportamientos más humanos.
  • saber confrontar las circunstancias ya que una acción mirada independientemente puede ser buena y viéndola dentro de un plan de vida puede ser muy perjudicial.
Y para ser prudente, sin lugar a dudas que es la “experiencia” un factor importante para actuar y tomar las mejores decisiones.

Aprender o no a ser PRUDENTES es nuestra mejor opción.

Juan José García (SS.CC.)
Diciembre 2007

martes, 13 de noviembre de 2007

02 - Gracias porque me has elegido

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007 / 08
SEGUNDA COMUNICACIÓN

El Cristiano debe tener claro y estar totalmente convencido que es una persona “elegida por Dios” y cuando Dios elige le da todas las gracias necesarias para llevar adelante en su vida la misión que le ha confiado.

Lo primero que hemos de tener en cuenta que “elección no es lo mismo que salvación”. El misterio de la salvación de los seres humanos es mucho más amplio que la elección; digo que es más amplia porque abarca a todos los seres que no pongan obstáculos a ser salvados por Jesucristo, incluso aunque no le conozcan y por consiguiente no hayan recibido la gracia de ser elegidos para ser cristianos.

La elección que hace Dios al que quiere que sea cristiano, es encomendarle y vincularle a su “misión” que le llevará de por vida a extender el Reino de Dios siendo seguidor de Jesús de Nazaret.

Pero Dios es totalmente respetuoso con el ser humano y aunque elige, le da la oportunidad de que sea cristiano si él acepta.

En nuestra tradición, al ser bautizados de niños, aceptan el que seamos cristianos nuestros padres y padrinos que se comprometen a educarnos en la fe que hemos recibido. Al ser mayores, podremos “confirmar” esa fe y renovarla en la recepción de los Sacramentos.

Es cierto que la Gracia de Dios actúa, pero nosotros hemos de aceptar que esa actuación de Dios en nosotros.

El que Dios elija a una determinada persona no le hace invulnerable a su condición humana y, precisamente, debido a la elección de Dios y al compromiso que él ha aceptado, debe luchar contra su terrenalidad, sus malas inclinaciones y las tentaciones que sufre: tentación es de poder, abuso de autoridad, dominio.

No se puede perder de vista que el “demonio a la oreja”… siempre está insinuando el mal. La tentación forma parte de nuestra condición humana y la lucha contra ella es la nota constante de nuestro caminar.

Es cierto, la tentación no es pecado y la lucha contra ella fortalece nuestra vida espiritual. Los medios de lucha son la aceptación de esta tentación con espíritu alegre y sin caer en escrúpulos.

Son muchos los Salmos que nos invitan a confiar en el Señor y pensar que no debemos abatirnos por la tentación: en el Salmo 107 alabamos a Dios y gritamos desde el fondo de nosotros:

Dios mío, mi corazón está firme.

Como medios para vencer las tentaciones tenemos:

  • La oración: principalmente el Padre nuestro, que Cristo nos enseñó.
  • La Gracia de Dios que se recibe en los Sacramentos, principalmente en el Sacramento de la Eucaristía.
  • La Fuerza del Espíritu Santo y el Auxilio de María.

domingo, 21 de octubre de 2007

01 - Volvemos con las Comunicaciones Bíblicas

COMUNICACIONES BÍBLICAS 2007/08
PRIMERA COMUNICACIÓN


Vamos a dar comienzo en este nuevo Curso Pastoral a otra serie de Comunicaciones Bíblicas.

El Curso pasado estuvimos viendo nuestro “ser cristiano” y lo enfocábamos conforme nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: Somos Cristianos por la “Gracia de Dios”.

Al final, yo no sé a vosotros pero a mí me dejaron las comunicaciones un poco desorientado. Yo me hacía esta pregunta: Si mi ser cristiano es “por la gracia de Dios”, si tengo comportamientos “no cristianos” ¿la culpa será de Dios, que me hace cristiano y después no me ayuda a serlo?

Esto quiero rechazarlo y lo rechazo, porque la frase que analizábamos el pasado año queda incompleta: Somos cristianos por la “gracia de Dios” y… por un esfuerzo personal nuestro.
Así creo yo que queda más completo y ya tengo yo una decisión personal en esto de ser o no ser cristiano.

Dios, al hacernos cristianos nos regala la fe, esperanza y amor… nosotros debemos poner prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Así nos lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica cuando nos habla de “virtudes teologales y virtudes cardinales.

La Biblia, la Palabra de Dios, está llena de pensamientos y meditaciones que nos hacen vivir nuestro ser cristiano, haciendo visibles los regalos de Dios y poniendo nuestro esfuerzo personal.

Con esta primera Comunicación Bíblica, damos comienzo a esta nueva etapa que espero la vayáis siguiendo o bien en la página de la Amargura o en la página de salesianos-pozoblanco en la sección de Cooperadores.

Tenemos un medio importantísimo para comunicar nuestras impresiones sobre estas comunicaciones: EL FORO de www.amargurapozoblanco.org.

¡Que tengamos verdadero interés en formarnos para poder vivir cada vez más nuestro “ser cristiano”.

Así nos lo podemos desear.
Juan José García
Salesiano Cooperador