
Nosotros, creo que todos o la mayoría, hemos sido bautizados: ¿Ha marcado también nuestra vocación, como cristianos, seguidores de Jesús?
Esto es muy importante.
Tenemos nuestro trabajo, que se corresponde con nuestra “profesión”.
Es verdad que hay mucha gente en el paro. Y algunos, por falta de salud o porque no se les dan oportunidades o porque no quieren, que también los hay, se pasan la vida sin hacer nada. Pero lo normal es que cada persona tenga su trabajo o sus quehaceres. Eso es lo que hace todo el mundo, lo mismo los cristianos que la gente que cree en otras religiones o los que no tienen religión alguna.
Teniendo en cuenta que, en esta vida, cada uno se dedica a lo suyo, con gusto o con disgusto, debemos también hacernos esta pregunta: ¿tenemos los cristianos, por el hecho de ser cristianos, una vocación que es la misma para todos? Es decir, sea cual sea el trabajo de cada uno, ¿hay algo, que es lo mismo para todos los que decimos que queremos ser cristianos de verdad y por la gracia de Dios?
MARCOS 10, 35 45
“Un día se acercaron a Jesús los hijos de un tal Zebedeo, que eran Santiago y Juan, y le dijeron: Maestro, te vamos a pedir un favor. Jesús les preguntó: ¿qué queréis que haga por vosotros?
Ellos le contestaron: Queremos que cuando tú seas el Jefe del mundo, nos pongas a nosotros dos en los primeros puestos, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús les contestó: No sabéis lo que estáis pidiendo. ¿Sois vosotros capaces de pasar el trago que yo voy a pasar o de recibir el bautismo con que yo soy bautizado?
Ellos le dijeron: Claro que sí, nosotros somos capaces de eso.
Entonces Jesús les dijo: El trago que voy a pasar yo, también lo vais a pasar vosotros; y el bautismo que yo recibo, también lo vais a recibir vosotros. Pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda (en los primeros puestos), eso es una cosa que no me toca a mi el concederla; eso ya esta reservado.
Entonces, los otros diez discípulos se enfadaron contra Santiago y Juan. Y por eso, Jesús los reunió a todos y les dijo: Vosotros sabéis que los que figuran como Jefes de las naciones, dominan a la gente; y los que tienen puestos de grandeza, oprimen al pueblo. Eso no tiene que pasar entre vosotros, sino todo lo contrario: el que quiera subir, que se ponga al servicio de los demás; y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos. Porque yo no he venido para que me sirvan, sino para servir y para dar mi vida por la salvación de todos.”
ACLARACIONES
El evangelio de Marcos, dice una cosa muy importante, que no está en el evangelio de Mateo: se trata de lo que dice Jesús sobre su bautismo y sobre el bautismo de los discípulos: ¿Sois vosotros capaces de pasar el trago que yo voy a pasar o de recibir el bautismo con que yo voy a ser bautizado? Ellos dijeron que sí. Y entonces añadió Jesús: El trago que voy a pasar yo, también vais a pasarlo vosotros, y el bautismo que yo recibo, también lo vais a recibir vosotros.
Aquí Jesús está hablando de otro Bautismo distinto del que recibió en el Jordán, cuando Juan Bautista le bautizó en medio de pecadores.
¿Qué es lo que quiere decir Jesús cuando habla así de su bautismo y del bautismo de sus apóstoles, de sus cristianos?
Para comprender lo que quiso decir Jesús con esas palabras, hay que tener en cuenta que él mismo habló, en otra ocasión también de su propio bautismo. Pero, en esa otra ocasión, dijo una cosa que llama mucho la atención: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! (Lc 12, 49 50). Aquí habla Jesús de su propio bautismo, no como una cosa que ya había pasado, sino como algo que tenía que ocurrir más adelante.
Esto llama la atención, cuando Jesús dijo estas palabras, ya había sido bautizado por Juan el Bautista. Entonces, ¿en qué quedamos? O sea, ¿de qué bautismo habla Jesús en este caso? Jesús no se refiere aquí al bautismo que él recibió de manos de Juan el Bautista, sino a otro bautismo que iba a recibir. Ese otro bautismo es la propia muerte de Jesús. Por eso se comprende lo que él les dijo a Santiago y Juan: ¿Sois vosotros capaces de pasar el trago que yo voy a pasar? Así se comprende lo que el mismo Jesús les dijo, según el evangelio que hemos leído: Yo no he venido para que me sirvan, sino para servir y para dar mi vida por la salvación de todos. Las palabras de Jesús no admiten lugar a duda: "pasar un trago" y "dar la vida" eso es ni más ni menos que hablar de su muerte. O sea, para Jesús, ser bautizado es lo mismo que ser crucificado, es decir, sufrir y morir por el pueblo.
Pero esto necesita todavía una explicación: cuando Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán, lo que en realidad hizo fue meterse entre el pueblo, unirse a los pecadores y ponerse a su lado. Y entonces vio el cielo abierto y oyó la voz de Dios, que le decía que él iba a ser el siervo doliente y sufrido, que da su vida por los demás.
Todo aquello no fue nada más que un anuncio de lo que le iba a pasar, cuando le mataran, porque fue condenado a muerte por las autoridades religiosas, políticas y militares de aquel tiempo.
Entonces… ¿me tengo que convencer de que, si soy cristiano, tengo que sufrir? Pues esto es difícil, porque los seres humanos lo que queremos es disfrutar.
A pesar de que Jesús pensaba que todo lo que hacía, la defensa que hacía de los pobres, el ayudar a los pobres… le iban a llevar al sufrimiento y a la cruz, Jesús era divertido; se lo pasaba bien, hasta, para ofenderlo, le dijeron que era un comilón y un borracho. Esto no quiere decir que los cristianos tengamos que ser “comilones y borrachos; que tengamos que ir de botellón en botellón”, pero si quiere decir que, con el pensamiento en los pobres y sin rehuir el sacrificio y la cruz, seamos alegres.
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