miércoles, 22 de noviembre de 2006

7 - El Demonio a la oreja...

El demonio a la oreja
te está diciendo:

¡Deja misa y rosario!

¡Sigue durmiendo!"


Esta letrilla se cantaba, hasta no hace mucho, en el Rosario de la Aurora, sobre todo en los días de misión. Ese canto, un tanto provocativo en nuestros días, es un buen ejemplo de lo que mucha gente pensaba sobre el demonio y sus tentaciones.

Muchos piensan que las tentaciones más peligrosas son las que nos incitan a dejarnos llevar de la comodidad, descuidar la vida religiosa, dejarnos llevar de la ira, de la soberbia, de un afán deshumanizador del placer… Y es verdad que todas esas tentaciones pueden ser peligrosas. Pero lo que muchas personas no saben es que hay otras tentaciones mucho más malas, que son las tentaciones más importantes. Se trata de las tentaciones que sufrió Jesús. Y que sufrimos también muchos cristianos, sin darnos cuenta, a lo peor, de lo que nos pasa.


MATEO 4, 1 11 (Lc 4, 1 13)

“El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo pusiera a prueba (tentación). Jesús ayunó cuarenta días con sus noches y al final sintió hambre. Entonces el demonio se le acercó y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que las piedras éstas se conviertan en panes. Pero Jesús le contestó: "No sólo de pan vive el hombre, sino también de todo lo que dice Dios con su boca". Entonces el diablo se llevó a Jesús a la ciudad santa (la capital, Jerusalén), lo subió a la torre del templo y le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, tírate de cabeza, porque está escrito que Dios les ha dado órdenes a sus ángeles para que cuiden de ti; y además los ángeles te llevarán en volandas, para que ni siquiera tus pies tropiecen con las piedras". Pero Jesús le respondió: ''También está escrito que no debes tentar al Señor tu Dios". Después el diablo se lo llevó a una montaña muy alta y desde allí le enseñó todos los reinos del mundo con toda su grandeza, y le dijo: "Te daré todo esto para ti si te echas al suelo delante de mí y me reconoces como el amo de todo". Pero entonces Jesús le dijo al diablo: "Vete, Satanás, porque está escrito que sólo al Señor tu Dios debes reconocer como el amo de todo y nada más que a él le debes prestar servicio". Entonces el diablo se fue; y se acercaron unos ángeles que se pusieron a servirle”.



ACLARACIONES

A primera vista, este evangelio narra una situación un tanto extraña. Porque si la tentación del diablo nos la figuramos como una cosa mala, ¿cómo se explica que el Espíritu llevara a Jesús al desierto para, precisamente, tentarlo?

Eso no se entiende. Como tampoco se entiende que Jesús estuviera sin comer cuarenta días con sus noches y que solamente al final le entrara hambre. Eso también es una cosa muy rara.

Además, ¿cómo se explica eso de que el diablo se llevó a Jesús a la torre del templo? ¿Y lo otro que dice, de que el diablo subió a Jesús a una montaña tan alta que desde allí se veían todos los reinos del mundo? ¿Dónde está esa montaña? Todo eso parece sencillamente imposible.

Efectivamente, ni hay en toda la tierra una montaña desde la que se puedan ver todos los reinos del mundo, ni el demonio cogió a Jesús y lo subió a la torre del templo, ni tiene sentido eso de que se estuviera cuarenta días sin comer y que sólo al final le entrará hambre. Todo eso no pasó así, no pudo pasar así. Entonces, ¿qué es lo que pasó? Y por lo tanto, ¿qué es lo que este evangelio nos quiere enseñar? Si se toma el Evangelio al pie de la letra, claro que asombra y no tiene credibilidad alguna. Aquí lo menos importante es la manera de contar lo que le pasó a Jesús; lo que interesa de verdad es saber lo que nos quiere decir este evangelio.
¿Qué es lo que este evangelio nos quiere decir?
Ante todo, hay que tener en cuenta que lo que dice este evangelio es lo primero que le pasó a Jesús, inmediatamente después de su bautismo. Eso quiere decir que Jesús, antes de empezar a proclamar la Buena Noticia y a proclamar el Reino de Dios, pasó por unas tentaciones terribles. O sea, cuando Jesús quiso empezar a cumplir con su vocación, cuando empezó a poner en práctica su destino, lo primero que tuyo que soportar y que sufrir fue la tentación del diablo. Esto quiero decir que todo el que se propone en la vida a hacer lo que hizo Jesús, tiene que contar con que le va a venir la tentación que le vino a Jesús.

Pero vamos a dejar sentado de una vez que la tentación “no es mala”… Lo malo de la tentación es “… seguir durmiendo…” Lo malo es “caer en la tentación y fallar”.

No hay comentarios: