sábado, 23 de diciembre de 2006

11 - Undécima Comunicación Bíblica

Estamos tratando en estas Comunicaciones Bíblicas un tema, el de la Eucaristía, que es el medio más importante que tenemos para recibir la “gracia de Dios”, que puede conseguir que realmente seamos cristianos, “por la gracia de Dios”, que es nuestro objetivo: si no tenemos esa gracia de dios, difícilmente podemos ser cristianos por esa misma gracia. Perdonad el juego de palabras, pero viene muy bien.

La Misa, lo hemos dicho, es el símbolo que expresa que cada cristiano une su vida, no sólo a los pobres, sino también a la vida del mismo Jesús.

Y no sólo a la vida, sino sobre todo a la muerte de Jesús por los demás. Porque así lo dicen las palabras del mismo Jesús: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros" (Lc 22, 19; 1Cor 11, 24). Y algo parecido dijo al pasarles la copa: "Esta es mi sangre..., que se derrama por vosotros", (Mt 26, 28; Mc 14, 24). Con eso quiere decir Jesús que los cristianos, al celebrar la misa, se unen a la muerte que él sufrió, porque se unen a su persona que se entregó por todos y a su sangre que se derramó cuando lo torturaron y lo asesinaron. Por lo tanto, la Misa es el acto y el momento de una entrega: allí y en ese momento, los cristianos que celebran la misa como Jesús quiere, se entregan a vivir y sufrir (si es preciso) por los demás.

Por eso, Jesús celebró su única misa unas horas antes de que lo apresaran, poco antes de que lo sometieran a tortura y de que lo ejecutaran. Y por eso también, Jesús terminó diciendo: "Haced esto en recuerdo mío" (Lc 22, 19; 1Cor 11, 24). Es decir, los cristianos celebramos la Misa para acordarnos de la vida y de la muerte de Jesús, para que ese recuerdo nos empuje a vivir como él vivió y si es preciso a morir como él murió. Así se entiende lo que el apóstol Pablo les dice a los cristianos de la comunidad de Corinto: "cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa, anunciáis pública y solemnemente la muerte del Señor" (1Cor 11, 26). O sea, anunciar hoy la muerte del Señor es celebrar la misa de tal manera que la gente, al ver a los cristianos quererse y ayudarse de esa manera, se convenza de que la muerte de Jesús es la cosa más importante que ha pasado en el mundo.

Pero, ¿cómo se puede hacer eso? A veces nos invitamos el celebrar la ''cena del Señor", con muchas velas, con muchos efectos especiales, y muchos símbolos y nos olvidamos de celebrarla como Jesús quiere, no es decir una Misa muy hermosa, con muchas músicas y muchos cantos. Los primeros cristianos entendían las cosas de manera muy distinta de como ahora se organizan las funciones de Iglesia.

Cuando aquellos cristianos celebraban la "cena del Señor", daban lo que cada uno podía dar para ayudar a los necesitados (Act 2, 42; 4, 32 35), y eso se tomaba tan en serio que cuando en una comunidad había divisiones y diferencias, sobre todo cuando en una comunidad lo pasaban bien los ricos y los pobres pasaban necesidades, rápidamente se les decía a los cristianos que de esa manera es imposible celebrar la "cena del Señor" (1Cor 11, 20-21). O sea, que si se dice una Misa muy solemne y muy hermosa, pero de tal manera que allí la gente ni se quiere ni se ayuda, eso no es celebrar la "cena del Señor".

En resumen: la misa es el símbolo que tenemos los cristianos, para expresar ante la gente que la vida y la muerte de Jesús son nuestro camino y nues¬tro destino, porque queremos llevar la misma vida que él llevó y, si es preciso, estamos dispuestos a terminar como él terminó. Por eso, la Misa es el símbolo que expresa la experiencia más fuerte que tenemos los cristianos: la experiencia del amor y la fraternidad con los demás, sobre todo con los pobres de la tierra.


Quizás podamos hacernos algunas preguntas interesante al terminar este tema:
1. A partir de la experiencia de tu vida busca un ejemplo en el que aparezca qué es un signo y qué es un símbolo.
2. ¿Estás dispuesto a convertir tu comida en un símbolo cristiano? ¿A qué te compromete eso?
3. ¿De qué es símbolo la última cena del Señor?
4. ¿Por qué seguimos los cristianos celebrando la misa?
5. ¿A qué te comprometes si celebras la misa como Jesús quiere?
6. ¿Qué pasos tienes que dar en tu vida para celebrar la misa como Jesús quiere?


Posible CONCLUSIÓN
Debemos estar preparados, si queremos ser cristianos por la gracia de Dios, a recibir esa gracia en la Eucaristía , y se recibe haciendo que la Eucaristía nos una cada vez más y más. Ya tenemos aquí una razón para que sea necesario, no obligatorio, el asistir a Misa por lo menos una vez a la semana.

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