
¿Tiene incidencia en nuestra vida el que Cristo haya resucitado? ¿Somos cristianos por la gracia de Jesús Resucitado?
Que Jesús haya resucitado es una afirmación asombrosa: un hombre que muchos habían visto muerto… ahora “está vivo”: y esto se repite no sólo una vez en los Evangelios, sino que se repite y los Apóstoles nos dicen que comieron juntos, porque Jesús tenía interés en demostrar que Él no era un fantasma o una visión, sino que era el mismo hombre que había vivido con ellos durante más de dos años.
Pero lo más importante, en todo este asunto, no es ya solamente el hecho en sí, es decir, el hecho de que Jesús está vivo, sino sobre todo la significación que ese hecho tiene para nosotros los cristianos. Ahora bien, para comprender lo que eso nos quiere decir a nosotros, hay que tener en cuenta, ante todo, que una cosa es “revivir” y otra cosa es “resucitar”.
Jesús no revivió, sino que resucitó. Revivir es volver a la vida que se tenía antes de la muerte: por lo tanto, el que revive vuelve a ser un hombre mortal, porque vuelve a estar en este mundo como uno de tantos. Por el contrario, resucitar es vencer definitivamente la muerte y, por consiguiente, escapar ya para siempre ala muerte. Jesús resucitó. Eso significa que triunfó completamente sobre el mal (la muerte es el mayor de los males), venció sobre el mal y sobre toda posible amenaza contra la vida definitiva que Él posee desde entonces.
Cuando los cristianos decimos que Jesús resucitó, en realidad lo que estamos diciendo es que Jesús triunfó definitivamente, completamente, sobre todo lo malo y peligroso que hay en esta vida.
Eso no llegamos a entenderlo bien, entra en el misterio de Cristo: decimos que Jesús resucitó y hablamos no sólo de su triunfo, sino además del triunfo de la causa de Jesús, triunfo de lo que Jesús predicó con sus palabras y con su ejemplo, eso es lo que Dios quiere, con lo que Dios está de acuerdo; y por eso Dios está en desacuerdo con todo lo que no se ajusta a lo que Jesús dijo y a lo que Jesús hizo.
Por todo esto se comprende una cosa que les pasaba a los primeros cristianos y que es muy importante: cuando ellos predicaban la resurrección y le decían a la gente que Jesús está vivo, las autoridades y los dirigentes se ponían muy nerviosos, perseguían a los cristianos, los metían en la cárcel y querían matarlos.
Eso quiere decir que en aquel tiempo era peligroso hablar de la Resurrección de Jesús, y el que hablaba de eso se metía en un lío. Ahora, no pasa eso. Y resulta que si uno dice que Jesús ha resucitado, eso no es ningún problema, ni por eso meten ahora en la cárcel a los sacerdotes o a los cristianos. ¿Por qué ahora eso es así? sencillamente porque en tiempo de los primeros cristianos se predicaba la Resurrección de Jesús de una forma provocativa: por ejemplo un día San pedro dijo lo siguiente: “Habéis rechazado al santo, al justo, y habéis pedido la libertad para un asesino; habéis matado al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos”. (Hch 3, 14-15)
O sea, San Pedro dijo en aquella ocasión que Dios le había dado la razón a Jesús y se la había quitado a todos los que no están de acuerdo con Jesús. Si ahora un Obispo o un curase pone a decir lo mismo que decía San Pedro, ¡menudo lío se arma!, porque entonces habría que decir que Dios está en contra de los que matan la vida; en contra de los que no están dispuestos a que el evangelio sea lo que se impone en la vida.
Por otra parte, todo esto quiere decir que cuando se predica la Resurrección de Jesús y eso no trae persecuciones y complicaciones, hay que preguntarse si lo que se predica es la Resurrección de Jesús o es otra cosa.
Pero cuando los cristianos decimos que Jesús está vivo, en realidad decimos otra cosa más importante: si Jesús ha triunfado sobre la muerte, también nosotros los cristianos tenemos resuelto el problema de la muerte. Porque el destino de Jesús es también nuestro destino. Y por eso si Jesús ha vencido la muerte, nosotros también la hemos vencido,
Así la muerte ya no nos debe dar miedo, porque tenemos la seguridad que la vida no se acaba.
Muchas cosas nos dice eso de ser cristianos por la Gracia de Cristo Resucitado. La pregunta que nos hacemos es si ¿eso es cierto? Sí, efectivamente, así es. Lo más importante es que eso que llamamos muerte, para un creyente es un paso, el paso de esta vida que se acaba a la vida sin fin, sin límites. Así los cristianos tenemos esperanza.
En resumen, lo más importante que sabemos y creemos los cristianos es que Jesús está vivo, y eso es, a la vez, una amenaza y un triunfo. Es una amenaza porque decir que Jesús está vivo es ponerse de parte de Jesús, y esto nos puede buscar complicaciones. Es un triunfo porque nos sentiremos vencedores de todos los males y de la muerte.
Lo malo es que muchos al decir que Cristo esta vivo, piensan solamente en el triunfo y no piensan en la amenaza.
Ser cristiano por la gracia de Dios, es ser cristiano en y por la Resurrección de Jesús, con todo lo que tiene de triunfo y con todo lo que tiene de amenaza.
Que Jesús haya resucitado es una afirmación asombrosa: un hombre que muchos habían visto muerto… ahora “está vivo”: y esto se repite no sólo una vez en los Evangelios, sino que se repite y los Apóstoles nos dicen que comieron juntos, porque Jesús tenía interés en demostrar que Él no era un fantasma o una visión, sino que era el mismo hombre que había vivido con ellos durante más de dos años.
Pero lo más importante, en todo este asunto, no es ya solamente el hecho en sí, es decir, el hecho de que Jesús está vivo, sino sobre todo la significación que ese hecho tiene para nosotros los cristianos. Ahora bien, para comprender lo que eso nos quiere decir a nosotros, hay que tener en cuenta, ante todo, que una cosa es “revivir” y otra cosa es “resucitar”.
Jesús no revivió, sino que resucitó. Revivir es volver a la vida que se tenía antes de la muerte: por lo tanto, el que revive vuelve a ser un hombre mortal, porque vuelve a estar en este mundo como uno de tantos. Por el contrario, resucitar es vencer definitivamente la muerte y, por consiguiente, escapar ya para siempre ala muerte. Jesús resucitó. Eso significa que triunfó completamente sobre el mal (la muerte es el mayor de los males), venció sobre el mal y sobre toda posible amenaza contra la vida definitiva que Él posee desde entonces.
Cuando los cristianos decimos que Jesús resucitó, en realidad lo que estamos diciendo es que Jesús triunfó definitivamente, completamente, sobre todo lo malo y peligroso que hay en esta vida.
Eso no llegamos a entenderlo bien, entra en el misterio de Cristo: decimos que Jesús resucitó y hablamos no sólo de su triunfo, sino además del triunfo de la causa de Jesús, triunfo de lo que Jesús predicó con sus palabras y con su ejemplo, eso es lo que Dios quiere, con lo que Dios está de acuerdo; y por eso Dios está en desacuerdo con todo lo que no se ajusta a lo que Jesús dijo y a lo que Jesús hizo.
Por todo esto se comprende una cosa que les pasaba a los primeros cristianos y que es muy importante: cuando ellos predicaban la resurrección y le decían a la gente que Jesús está vivo, las autoridades y los dirigentes se ponían muy nerviosos, perseguían a los cristianos, los metían en la cárcel y querían matarlos.
Eso quiere decir que en aquel tiempo era peligroso hablar de la Resurrección de Jesús, y el que hablaba de eso se metía en un lío. Ahora, no pasa eso. Y resulta que si uno dice que Jesús ha resucitado, eso no es ningún problema, ni por eso meten ahora en la cárcel a los sacerdotes o a los cristianos. ¿Por qué ahora eso es así? sencillamente porque en tiempo de los primeros cristianos se predicaba la Resurrección de Jesús de una forma provocativa: por ejemplo un día San pedro dijo lo siguiente: “Habéis rechazado al santo, al justo, y habéis pedido la libertad para un asesino; habéis matado al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos”. (Hch 3, 14-15)
O sea, San Pedro dijo en aquella ocasión que Dios le había dado la razón a Jesús y se la había quitado a todos los que no están de acuerdo con Jesús. Si ahora un Obispo o un curase pone a decir lo mismo que decía San Pedro, ¡menudo lío se arma!, porque entonces habría que decir que Dios está en contra de los que matan la vida; en contra de los que no están dispuestos a que el evangelio sea lo que se impone en la vida.
Por otra parte, todo esto quiere decir que cuando se predica la Resurrección de Jesús y eso no trae persecuciones y complicaciones, hay que preguntarse si lo que se predica es la Resurrección de Jesús o es otra cosa.
Pero cuando los cristianos decimos que Jesús está vivo, en realidad decimos otra cosa más importante: si Jesús ha triunfado sobre la muerte, también nosotros los cristianos tenemos resuelto el problema de la muerte. Porque el destino de Jesús es también nuestro destino. Y por eso si Jesús ha vencido la muerte, nosotros también la hemos vencido,
Así la muerte ya no nos debe dar miedo, porque tenemos la seguridad que la vida no se acaba.
Muchas cosas nos dice eso de ser cristianos por la Gracia de Cristo Resucitado. La pregunta que nos hacemos es si ¿eso es cierto? Sí, efectivamente, así es. Lo más importante es que eso que llamamos muerte, para un creyente es un paso, el paso de esta vida que se acaba a la vida sin fin, sin límites. Así los cristianos tenemos esperanza.
En resumen, lo más importante que sabemos y creemos los cristianos es que Jesús está vivo, y eso es, a la vez, una amenaza y un triunfo. Es una amenaza porque decir que Jesús está vivo es ponerse de parte de Jesús, y esto nos puede buscar complicaciones. Es un triunfo porque nos sentiremos vencedores de todos los males y de la muerte.
Lo malo es que muchos al decir que Cristo esta vivo, piensan solamente en el triunfo y no piensan en la amenaza.
Ser cristiano por la gracia de Dios, es ser cristiano en y por la Resurrección de Jesús, con todo lo que tiene de triunfo y con todo lo que tiene de amenaza.
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