
¿Somos cristianos por la gracia de Dios en Jesús Resucitado?
Podemos pensar que lo que les pasaba a los primeros cristianos es muy importante: cuando ellos predicaban y le decían a la gente que Jesús está vivo, las autoridades y los dirigentes se ponían muy nerviosos, perseguían a los cristianos, los metían en la cárcel y querían matarlos (Hch 4, 1-3; 5, 30-33; 5, 40-41; 7, 54-60)
Eso quiere decir que en aquel tiempo era peligroso hablar de la Resurrección de Jesús, y el que hablaba de eso se metía en un lío.
Ahora, sin embargo no pasa eso.
De esta manera resulta que si uno dice que Jesús ha resucitado y está vivo, eso no es ningún problema, ni por eso meten ahora en la cárcel a sacerdotes o cristianos. ¿Por qué? Sencillamente porque en tiempo de los primeras cristianos se predicaba la Resurrección de Jesús de una manera provocativa; por ejemplo, un día San Pedro dijo lo siguiente: “Habéis rechazado al santo, al justo y habéis pedido la libertad para un asesino; habéis matado al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos”. (Hch 3, 14-15)
O sea, San Pedro dijo en aquella ocasión que Dios le había dado la razón a Jesús y se la había quitado a todos los que no están de acuerdo con Jesús.
Si ahora un Obispo, por decir algún cristiano, se pone a decir lo mismo que decía San Pedro, ¡menudo lío se arma!, porque entonces habría que decir que Dios está en contra de los que matan la vida, y en contra de los que nos están dispuestos a que el evangelio sea lo que se impone en la vida.
Todo esto quiere decir que cuando se predica la Resurrección de Jesús y eso no trae complicaciones o persecuciones, hay que preguntarse si lo que se predica es la Resurrección o es otra cosa.
Cunando los cristianos decimos que “Jesús está vivo”, en realidad estamos diciendo cosas mucho más importantes:
Podemos pensar que lo que les pasaba a los primeros cristianos es muy importante: cuando ellos predicaban y le decían a la gente que Jesús está vivo, las autoridades y los dirigentes se ponían muy nerviosos, perseguían a los cristianos, los metían en la cárcel y querían matarlos (Hch 4, 1-3; 5, 30-33; 5, 40-41; 7, 54-60)
Eso quiere decir que en aquel tiempo era peligroso hablar de la Resurrección de Jesús, y el que hablaba de eso se metía en un lío.
Ahora, sin embargo no pasa eso.
De esta manera resulta que si uno dice que Jesús ha resucitado y está vivo, eso no es ningún problema, ni por eso meten ahora en la cárcel a sacerdotes o cristianos. ¿Por qué? Sencillamente porque en tiempo de los primeras cristianos se predicaba la Resurrección de Jesús de una manera provocativa; por ejemplo, un día San Pedro dijo lo siguiente: “Habéis rechazado al santo, al justo y habéis pedido la libertad para un asesino; habéis matado al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, y nosotros somos testigos”. (Hch 3, 14-15)
O sea, San Pedro dijo en aquella ocasión que Dios le había dado la razón a Jesús y se la había quitado a todos los que no están de acuerdo con Jesús.
Si ahora un Obispo, por decir algún cristiano, se pone a decir lo mismo que decía San Pedro, ¡menudo lío se arma!, porque entonces habría que decir que Dios está en contra de los que matan la vida, y en contra de los que nos están dispuestos a que el evangelio sea lo que se impone en la vida.
Todo esto quiere decir que cuando se predica la Resurrección de Jesús y eso no trae complicaciones o persecuciones, hay que preguntarse si lo que se predica es la Resurrección o es otra cosa.
Cunando los cristianos decimos que “Jesús está vivo”, en realidad estamos diciendo cosas mucho más importantes:
- estamos diciendo que si Jesús ha triunfado sobre la muerte, también nosotros tenemos resuelto el problema de la muerte, porque el destino de Jesús es también nuestro destino.
- si Jesús ha vencido la muerte, nosotros también la hemos vencido.
- la muerte ya nonos da miedo, porque es simplemente un paso, cuestión de un instante, enseguida tendremos la vida que no se acaba.
Un día le dijo Jesús a la gente: “Quien haga caso de mi lenguaje, no sabrá nunca lo que es morir.” (Jn 8, 51) O sea, que el que cree en Jesús y le hace caso, el que vive de acuerdo con lo que enseñó Jesús, no se muere, ni se entera de lo que es la muerte. Así, tal como suena.
Esto es cierto: lo que llamamos muerte, para un creyentes un paso de esta vida que se acaba, a la vida sin fin, sin límites. Entonces, lo que se mete en la caja y se pudre en el cementerio es el despojo o el desperdicio de nuestra persona: eso ya no es la persona muerta, porque la persona está viva, lo mismo que decimos que Jesús está vivo.
De ahí lo importante que es “vivir en ESPERANZA”, y los cristianos, los seguidores de Jesús, la tenemos: nosotros TENEMOS ESPERANZA.
Lo que sabemos, lo que creemos y proclamamos es una amenaza y un triunfo: es una amenaza porque decir que está vivo es ponerse de parte de Jesús, a favor de todo lo que defendió Jesús… y eso es peligroso.
Es importante, lo que los seguidores de Jesús tenemos entre manos y merece la pena: Jesús está vivo y nosotros tenemos la ESPERANZA de resucitar por Él y con Él.
¡¡¡De verdad, que merece la pena!!!
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