¿QUÉ SABES DE LA FE CRISTIANA?
Comunicación: 22º
Posible metodología: Lee la pregunta y piensa qué sabes sobre el tema. Después, si te parece bien, lees las respuestas que proponemos.
1. LA LUCHA CONTRA EL PECADO DESPUÉS DEL BAUTISMO
- ¿Por qué es necesaria la conversión y cómo se da?
R/ Aunque el Bautismo nos perdonó todo pecado es preciso estar siempre necesitados de conversión para recuperar la gracia perdida por nuestros frecuentes pecados, cometidos después del Bautismo.
Esta conversión se da con el arrepentimiento firme ante Dios y con el Sacramento de la Reconciliación.
- ¿De qué forma podemos manifestar el deseo de conversión?
R/ No puede uno oponerse al pecado, en cuanto ofensa a Dios, sino con un acto verdaderamente bueno, acto de virtud, con el que se arrepienta de aquello con lo que ha contrariado la voluntad de Dios y busca eliminar ese desarreglo con todas sus consecuencias. En eso consiste la verdadera virtud de la penitencia, que es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo su corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido.
Al mismo tiempo comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida confianza en la misericordia de Dios y la ayuda de su gracia. La penitencia es un reajuste interior fruto de un fuerte dominio de sí mismo que pone en juego todos los resortes del propio conocimiento y decisiones enérgicas. “La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a Él nuestros corazones”. Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo.
El cristiano tiene otras muchas formas de poner en práctica su deseo de conversión.
La Escritura y los Padres insisten en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna. A esas tres formas se reducen todas las obras que nos permiten rectificar el desorden del pecado.
2. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y RECONCILIACIÓN
- ¿Cómo instituyó Cristo este sacramento?
R/ Al dar el Espíritu Santo a sus apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.
- ¿Qué relación tiene con la Iglesia?
R/ Este poder de perdonar los pecados se transmite a los Obispos, sucesores de los Apóstoles como pastores de la Iglesia, y a los presbíteros, sacerdotes del Nuevo Testamento, colaboradores de los Obispos, en virtud del Sacramento del Orden.
Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió el precio de su sangre y así confió el poder de la absolución al ministerio apostólico.
3. LOS ACTOS DEL PENITENTE
R/ Se define como “un dolor espiritual (del alma) y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar”.
- ¿Cómo nace y qué tipos hay?
R/ Esta contrición es consecuencia del amor de Dios amado sobre todas las cosas, se llama “contrición perfecta, contrición de caridad. Esta contrición perdona las faltas veniales; obtiene el perdón de los pecados mortales si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental.
Además de esta contrición perfecta existe la contrición imperfecta o atrición Nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor a la condenación. Esta conmoción de la conciencia puede ser el comienzo de una evolución interior que termina en un acto de contrición perfecta, bajo la acción de la gracia.
- ¿Cómo debe ser la confesión de los pecados?
R/ La confesión de los pecados hecha al Sacerdote es parte esencial del Sacramento de la penitencia. En la Confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia, después del examen. La confesión individual e íntegra y la absolución continúan siendo el único modo ordinario para que los fieles se reconcilien con Dios y la Iglesia: se exceptúan los casos de imposibilidad física o moral.
- ¿Cómo se consigue la satisfacción?
R/ La satisfacción (cumplir la penitencia) La absolución quita el pecado, pero no remedia los desórdenes que ha causado. Por tanto, se debe hacer algo más para reparar los pecados y recobrar la plena salud espiritual. El confesor suele imponer una penitencia, que el penitente debe aceptar y cumplir como símbolo de esa satisfacción, pero que normalmente no es suficiente.
Juan José García Torralbo
Pozoblanco a 5 de Agosto de 2010
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