
Aquí, creo que para muchos, la cosa se pone difícil. Hay gente que dice: "Yo creo en Cristo y en su Evangelio, pero no creo en la Iglesia". Y el caso es que se consideran “cristianos” e incluso por la gracia de Dios.
Si queréis vamos a pasar a Comunicaciones anteriores; aquella que decía “El demonio a la oreja…” y vamos a recordar que el “demonio”, (sí el demonio, no te rías): nos tienta, pero no quiere que dejemos de ser cristianos; quiere que seamos cristianos a su manera y su manera es que “seamos cristianos en solitario, independientes”. Por eso decimos: “Yo creo en Cristo y en su Evangelio, pero no creo en la Iglesia”. Pero, si crees en Cristo y eres seguidor de Cristo, tienes que creer en la Iglesia.
Los que dicen eso de ser cristiano sin la Iglesia, se piensan que la Iglesia es el clero, es decir, los obispos, los curas, los frailes y las monjas. Y por eso hay mucha gente que no está de acuerdo con la Iglesia, porque son muchos los que no están de acuerdo con los curas y les parece mal casi todo lo que hace o dice el clero. Y muchas cosas no están muy bien, pero otras están muy, pero que muy bien.
Los que piensan de esa manera suelen decir que Cristo era pobre, pero que la Iglesia es rica; y dicen también que Cristo era humilde, pero la Iglesia es orgullosa y le gusta figurar y mandar. De esta manera, muchas personas han llegado a apartarse no sólo de la Iglesia, sino también de la fe en Jesucristo y de las prácticas religiosas. Además, algunos aseguran que Jesús estaba con los pobres, mientras que la Iglesia está más bien con los ricos. De donde resulta que a bastante gente se le hace difícil todo esto de la re¬ligión, la fe, la Iglesia y el Cristianismo. Por eso, en este tema vamos a hablar sobre la Iglesia. ¿Qué es la Iglesia? ¿Cómo debe portarse? ¿Cómo debería funcionar? Y sobre todo, ¿qué postura debemos tener nosotros ante ella?
El Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 42 47; 4, 32 35, nos dice bastante claro:
La Iglesia, ya lo dijimos, comenzó a existir el día de Pentecostés, cuando vino el Espíritu Santo sobre los primeras cristianos: desde aquel día la Iglesia empezó a funcionar y tres cosas llaman la atención, según lo que hemos leído en Los Hechos de los Apóstoles:
Pero antes de comenzar esas tres cosas que llaman la atención en la Iglesia vamos a puntualizar una cosa que es necesaria: “Comenzando desde el principio: somos cristianos por la gracia de Dios, que recibimos en la Oración y principalmente en la Eucaristía para sentirnos vivos en la Iglesia”. De acuerdo es ahí, en la Iglesia, donde crece nuestra fe y donde somos más, pero más cristianos.
Si queréis vamos a pasar a Comunicaciones anteriores; aquella que decía “El demonio a la oreja…” y vamos a recordar que el “demonio”, (sí el demonio, no te rías): nos tienta, pero no quiere que dejemos de ser cristianos; quiere que seamos cristianos a su manera y su manera es que “seamos cristianos en solitario, independientes”. Por eso decimos: “Yo creo en Cristo y en su Evangelio, pero no creo en la Iglesia”. Pero, si crees en Cristo y eres seguidor de Cristo, tienes que creer en la Iglesia.
Los que dicen eso de ser cristiano sin la Iglesia, se piensan que la Iglesia es el clero, es decir, los obispos, los curas, los frailes y las monjas. Y por eso hay mucha gente que no está de acuerdo con la Iglesia, porque son muchos los que no están de acuerdo con los curas y les parece mal casi todo lo que hace o dice el clero. Y muchas cosas no están muy bien, pero otras están muy, pero que muy bien.
Los que piensan de esa manera suelen decir que Cristo era pobre, pero que la Iglesia es rica; y dicen también que Cristo era humilde, pero la Iglesia es orgullosa y le gusta figurar y mandar. De esta manera, muchas personas han llegado a apartarse no sólo de la Iglesia, sino también de la fe en Jesucristo y de las prácticas religiosas. Además, algunos aseguran que Jesús estaba con los pobres, mientras que la Iglesia está más bien con los ricos. De donde resulta que a bastante gente se le hace difícil todo esto de la re¬ligión, la fe, la Iglesia y el Cristianismo. Por eso, en este tema vamos a hablar sobre la Iglesia. ¿Qué es la Iglesia? ¿Cómo debe portarse? ¿Cómo debería funcionar? Y sobre todo, ¿qué postura debemos tener nosotros ante ella?
El Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 42 47; 4, 32 35, nos dice bastante claro:
“(Los bautizados) eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles y en la comunidad de vida, en el partir el pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por las cosas tan maravillosas y por los hechos tan significativos que realizaban los apóstoles. Los creyentes vivían todos muy unidos y lo tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno. Todos los días iban al templo en grupo; celebraban el "partir el pan" (la eucaristía) en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón, siendo bien vistos de todo el pueblo, Y cada día el Señor iba agregando al grupo a los que se iban salvando…
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo tenían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Los apóstoles se portaban como verdaderos testigos de la resurrección del Señor Jesús con mucha eficacia. Todos eran muy bien mirados porque entre ellos ninguno pasaba necesidad, ya que los que tenían tierras o casas las vendían, llevaban el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno”.
La Iglesia, ya lo dijimos, comenzó a existir el día de Pentecostés, cuando vino el Espíritu Santo sobre los primeras cristianos: desde aquel día la Iglesia empezó a funcionar y tres cosas llaman la atención, según lo que hemos leído en Los Hechos de los Apóstoles:
1) el grupo de los cristianos;
2) lo que se hacía en ese grupo;
3) el papel de los apóstoles.
Pero antes de comenzar esas tres cosas que llaman la atención en la Iglesia vamos a puntualizar una cosa que es necesaria: “Comenzando desde el principio: somos cristianos por la gracia de Dios, que recibimos en la Oración y principalmente en la Eucaristía para sentirnos vivos en la Iglesia”. De acuerdo es ahí, en la Iglesia, donde crece nuestra fe y donde somos más, pero más cristianos.
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